Tomarse
una copa en Bombay, la más cosmopolita de las ciudades indias, se ha convertido
en una actividad de alto riesgo. La capital financiera del país asiático vive
una cruzada contra la indecencia y la decadencia centrada en el
alcohol y los locales nocturnos. Al frente de la campaña moral se
encuentra el jefe de policía Vasant Dhoble, responsable de la División
de Servicios Sociales de la Policía. Para unos Dhoble es un héroe que salva a
Bombay de la degeneración, para otros un talibán dispuesto a acabar con la noche
de la urbe más moderna de la India.
Armado con un palo de hockey, el agente de 54 años desaloja
pubs y discotecas, hace posar a turistas alemanas acusadas – erróneamente- de
prostitución ante las cámaras y obliga a juerguistas a realizarse pruebas
análisis de sangre y orina en busca de drogas.
La
campaña moral se apoya en una ley de 1949 que establece la obligatoriedad
de portar un permiso para beber alcohol. Un permiso de un día cuesta 2
rupias (0,03 euros) para licores locales y 5 rupias (0,07) para bebidas
extranjeras. Por 1.000 rupias (14 euros) se obtiene un permiso de por vida. El
consumo de alcohol sin permiso acarrea penas de hasta seis meses de cárcel y
multas de hasta 150 euros. En la mayoría de sus 60 años de existencia la ley ha
sido ignorada. Hasta ahora.
Desde
que Dhoble se hizo cargo en marzo de la División de Servicios Sociales de la
Policía ha lanzado una campaña para limpiar la ciudad del pecado. El caso más
extremo fue la detención por una noche de una directora de documentales de 55
años, Priti Chandriani, por posesión de 20 botellas de licor en su casa -que
comparte con sus padres-. Chandriani usa el licor para la preparación de
bombones de licor. De acuerdo con la legislación solo es posible poseer hasta 12 botellas de alcohol en una
vivienda. La policía también confiscó sus libros de recetas.
El
agente también ha multado -amparándose en otra arcaica ley- a discotecas por
permitir que más de diez parejas bailen a la vez.
En
los cinco meses en el cargo Dhoble ha realizado 180 redadas, ha liberado 650
mujeres de la prostitución -según la prensa india- y detenido a 3.300 personas.
Mientras tanto los locales nocturnos aseguran que sus ingresos han descendido un
25% y que las mujeres desaparecen de las pistas de baile por miedo a ser
acusadas de prostitutas. Si para la policía de Bombay se trata de un choque
entre el bien y el mal, para muchos es un
choque entre la vieja y la nueva India
Fuente:ABC
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