22 de julio de 2012

CAIDA DE GOBIERNO SIRIO TENDRÍA EFECTO REGIONAL

El hecho podría inflamar la región y acentuar serios conflictos étnicos y religiosos.

 




Las señales de que el presidente Bashar al Asad pierde rápidamente su poder en Siria causan alarma entre sus aliados regionales Irán y Hezbolá, y preocupan a sus vecinos, temerosos de que el caos toque a su puerta.

Los persistentes enfrentamientos de esta semana en la capital Damasco y la explosión que mató al temido cuñado de Al Asad, junto con la cúpula militar en el corazón de su lucha por la supervivencia, centraron la atención sobre las posibles consecuencias de su caída.

Estratégicamente, Irán y el grupo chií Hezbolá del Líbano -cuyo líder Hassan Nasrallah lamentó públicamente la muerte de funcionarios sirios como 'camaradas de armas'- son los que perderían más, y su rival regional Arabia Saudí sería el mayor ganador.

Turquía, amigo de Al Asad hasta una disputa el año pasado por el rechazo a su consejo de calmar la revuelta con una reforma real, estará contento de verlo partir, pero le preocupan las incertidumbres sobre futuras posibles luchas por el poder en Siria.

No se ha establecido un mecanismo para una transición ordenada. El derramamiento de sangre de los últimos 16 meses ha creado muchas cuentas para saldar, particularmente entre la minoría alauí de Al Asad, vinculada al Islam chií, y la mayoría musulmana suní, que representa el 70 por ciento de Siria.
Cualquier caída en una guerra sectaria en Siria, que también posee minorías drusas y cristianas, así como también etnias kurdas, arriesga a desatar efectos entre sus vecinos, como Irak y el Líbano, que poseen sus propias delicadas y a veces explosivas mezclas de comunidades.

Un conflicto de esas dimensiones podría extenderse por la frontera de Siria o arrastrar a vecinos que intenten defender sus intereses o correligionarios.

Turquía, Irán, Jordania y El Líbano temen por los refugiados que podrían inundar sus fronteras y el posible levantamiento de islamistas radicales suníes en Siria, que Al Asad ha advertido podría convertirse en "otro Afganistán" sin él.

Israel se complacerá con el daño que pueda provocar la caída de Al Asad a Irán y Hezbolá, pero debe estimar que cualquier futuro gobierno sirio estará igualmente apegado a las Alturas del Golán, ocupadas por Israel desde su toma en la guerra de 1967.

Pese a su hostilidad hacia Israel, Al Asad y su padre antes de él mantuvieron la paz en la frontera por casi 40 años, lo que llevó a algunos israelíes a preferirlos como 'el diablo conocido'.

Por ahora, la principal pesadilla de Israel es el destino del arsenal químico de Siria, aunque no está claro si Hezbolá u otro grupo podrían utilizar esas armas, que requieren complejos sistemas de manejo, si cayeran en sus manos.

Los vecinos de Siria están preocupados por la estabilidad, pero parecen carecer de la influencia decisiva en un país cuya revuelta tampoco pudo ser contenida por las grandes potencias.





Desplazados

Las hostilidades han provocado que miles de personas huyan hacia las fronteras, en particular a la del Líbano. Unos 3.360 sirios salieron desde el viernes, con lo que asciende a 15.140 el número de refugiados que llegaron a territorio libanés.

La seguridad en el Líbano se ha deteriorado, pues ha habido secuestros y enfrentamientos. Solamente el sábado, la violencia en Siria dejó al menos 90 muertos.



Fuente:El Tiempo.Com



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