Desde HaitíLucro con la desgracia
¿Qué pasa con las ONG en Haití?
Nadie sabe a ciencia cierta cuántas organizaciones no gubernamentales (ONG) permanecen actualmente en Haití. Cuando hace dos años el terremoto abrió la brecha a la ayuda humanitaria, ya la nación —conocida como el país de las ONG— era pasto del capitalismo del desastre. Centenares de estas organizaciones recurrieron al socorro y con ellas sus supuestas prestaciones benéficas las que, hoy se sabe, nunca llegaron completamente al pueblo haitiano.
Sin embargo, aunque no caben dudas delimportante papel que jugaron muchas en la sanidad, la educación y la vivienda porque, seamos realistas, en etapa de emergencia todo apoyo es aprovechable, la catástrofe solo intensificó la dependencia de la ayuda internacional y, peor aún, la presencia de ONG capitalistas que vieron en el caos la oportunidad de aumentar los millones de sus arcas personales.
La ola de solidaridad que movió al mundo se canalizaba a través de dichas organizaciones, que colocaban en sus páginas web números de teléfono y cuentas bancarias para las transferencias de dinero. Solo para tener una idea, se estima que se donaron cerca de 1 600 millones de dólares y más de 2 000 millones para la recuperación en estos últimos años.
La descoordinación, la falta de supervisión de fondos y la precariedad del Estado haitiano, dieron paso a una de las mayores concentraciones de organizaciones humanitarias per cápita en el planeta. El impacto del neoliberalismo convirtió la caridad en un negocio rentable. Con la bandera de la beneficencia, las ONG se asentaron en hoteles y en casas lujosas, mientras casi todos los habitantes de Puerto Príncipe continuaban en campos de refugiados, padeciendo las consecuencias del sismo.
Omnipresentes en todo el territorio, las ONG cobraron fuerza y notoriedad. No obstante, al cabo de dos años, sus montos millonarios no están directamente vinculados con las causas de apoyo y asistencia humanitaria. Cabe entonces preguntarse ¿cuán eficaz ha sido la labor de las ONG?, pues Haití ha recibido solo un centavo de cada dólar, los otros 99 centavos se han quedado embolsados en estas organizaciones.
Un artículo de la agencia AP divulgado en la prensa local, revela que de los 379 millones de dólares destinados por Estados Unidos, 43 centavos de cada dólar fueron dirigidos a ONG u organizaciones internacionales como Save the Children y el Programa Mundial de Alimentos (PMA). Además de que los principales beneficiarios de la ayuda norteamericana fueron sus propios militares, enviados durante la emergencia.
Igualmente, un estudio del sitio Counterpunch informa que el Fondo Clinton-Bush recaudó, desde enero del 2010, 54 millones de dólares y financió por una suma de dos millones, la construcción de un hotel, cuyo costo ascendía a 29 millones de dólares. Un reportaje publicado el 12 de enero del 2012 por Courrier International, indica que las ONG estadounidenses han ganado la mayor parte del dinero ofrecido para la ayuda a Haití. Prueba fehaciente de ello es que la archiconocida USAID ha empleado menos del 1 % de los 412 millones de dólares asignados para la reconstrucción.
Por otra parte, la ONU notificó que, sobre los 2 400 millones de dólares en fondos para operaciones humanitarias, más del 30 % regresó a los países donantes para pagar a sus propios ciudadanos implicados en la respuesta después del desastre.
¡Tanto dinero, so pretexto de caridad, y solo una ínfima parte ha llegado a sus verdaderos destinatarios! En definitiva, ¿cuánto ha recibido el Gobierno haitiano? En recientes declaraciones, el presidente Michel Martelly denunció que los recursos de las ONG han sido utilizados para la adquisición de vehículos y casas de lujo. Mientras, de los 5 300 millones de dólares prometidos a su Gobierno, solo han sido transferidos 1 200 millones. Ni siquiera el gobernante puede especificar dónde se han invertido todos esos fondos manejados por las ONG que supuestamente trabajan en la reconstrucción de la nación más pobre de América.
La actual administración ha sido categórica y ha planteado la necesidad de recibir los fondos para darles un mejor manejo, y en el caso de que pasen por las ONG, los representantes se deben reunir con las autoridades a fin de conocer las prioridades de los haitianos.
La verdadera cuestión reside en la administración de los recursos recaudados por estas organizaciones. El asunto es redondo y de muchas vueltas, pero nada es imposible. En varias ocasiones Martelly ha expresado que Haití no quiere nada regalado. Para luchar por la soberanía, la caridad oportunista no es una opción.
Fuente:Granma
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