San Cristóbal de las Casas, Chis., 4 de abril. Desde la Plaza de la Paz, Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial de la coalición Movimiento Progresista, llamó al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) a la reconciliación, para sacar adelante a Chiapas y al país.
Extiendo mi mano franca en señal de respeto, de admiración, a los que luchan por la justicia.
Quiero hacer un llamado a quienes
en 1994, por la opresión, por el autoritarismo, por la pobreza, se levantaron en rebeldía; hago un llamado a todos los que participan en el movimiento zapatista para que busquemos la manera de unirnos, de trabajar juntos, de reconciliarnos y de buscar entre todos mejorar las condiciones de vida y de trabajo en Chiapas y en todo el país, señaló en su discurso.
Extiendo mi mano franca también, en señal de reconciliación, de que busquemos entre todos la unidad para sacar adelante a nuestro pueblo, a nuestro país, subrayó López Obrador, lo que provocó un estruendoso aplauso.
Repito tres palabras: reconciliación, progreso, justicia, y en lo que corresponde a justicia, mi compromiso de cumplir los acuerdos de San Andrés Larráinzar.
Fue la primera vez en esta contienda que un candidato a la Presidencia hace una convocatoria al EZLN, grupo con el cual el perredista tuvo diferencias desde 2005, luego de que el subcomandante Marcos emitiera críticas contra López Obrador.
Ni Josefina Vázquez Mota, del PAN, ni Enrique Peña Nieto, del PRI, hicieron referencia alguna al grupo rebelde en sus recientes visitas a la entidad.
Ante la catedral de Santo Domingo, López Obrador dijo tener sentimientos encontrados al estar en esa plaza emblemática para los chiapanecos, y al recordar
a ese gran obispo de Chiapas, Samuel Ruiz García, fallecido en 2011.
Frente a casi 10 mil personas, entre indígenas, simpatizantes y militantes de los partidos que impulsan su candidatura (PRD, PT y Movimiento Ciudadano), López Obrador pidió no olvidar el amor en las familias ni el amor al prójimo:
no caer en el individualismo, pensar siempre en el prójimo, no dar la espalda al que sufre. Esa es la verdadera solidaridad, la verdadera fraternidad.
Asimismo, dejó en claro que no tiene diferencias con el gobernador de Chiapas, Juan Sabines, con quien no se reunió, como sí lo hicieron Peña Nieto y Vázquez Mota en sus respectivas giras.
No lo voy a ver ahora por un asunto de agenda, pero no tenemos pleito con nadie; con el gobernador Sabines no tenemos ninguna diferencia.
López Obrador llegó con el tiempo justo para encabezar el mitin en San Cristóbal de las Casas, a las 16.30 horas. Una vez que bajó del avión que lo trasladó de la ciudad de México a Tuxtla Gutiérrez, apenas probó bocado. Y, concluido el mitin, viajó a Palenque, donde descansará durante los llamados días santos, de jueves a domingo, en su finca, en compañía de su familia.
En su discurso, remarcó que en el Movimiento Regeneración Nacional
queremos justicia, no venganza. Por eso luchamos. No odiar, no albergar rencores, tenemos que unirnos y fortalecer los valores morales y espirituales; ésa es la república amorosa.
De nueva cuenta, López Obrador arremetió contra Peña Nieto –ante la complacencia de los asistentes, muchos de ellos indígenas vestidos con ropas tradicionales y reflejando la pobreza que los agobia–. Afirmó
que es al que quieren imponer como presidente de México, pero todavía está por verse.
¿Ustedes creen sinceramente que, como está el país, este candidato fabricado por las televisoras, que lo han venido introduciendo al mercado como un producto chatarra, va a tener capacidad para resolver los grandes y graves problemas nacionales? Nada más es cosa de verlo. No sólo encarna la corrupción, sino la frivolidad, la banalidad. ¿A quién se le ocurre venir en helicóptero a una de las zonas más pobres de México?
Y también se lanzó contra Manuel Velasco, del PVEM, a quien el PRI impulsa para gobernador de la entidad. “Pero eso –afirmó el abanderado presidencial de la izquierda– también está por verse.”
Acompañado en el templete por la candidata de la coalición Movimiento Progresista, la ex priísta María Elena Orantes, quien no pudo hablar en el mitin por estar en veda electoral –la senadora con licencia se inconformó con el proceso del PRI por apoyar a Manuel Velasco–, López Obrador también demandó unidad en lo político y en lo social entre las religiones que conviven en el estado.
Fuente:La Jornada.
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