Enojarse, ¿hace bien? Modos para sacarle provecho
Es una de las emociones básicas del ser humano que más desequilibra. Conozca cómo manejarla para convertirla en un aliado.
Con frecuencia escuchamos decir "es que me da rabia...", “no lo soporto”, “no puedo más con esto”, “basta, ya!”… todas, expresiones que se relacionan con el enojo, el ceño fruncido y ganas de explotar, porque la gota que rebalsó el vaso se hizo real.
Algunos reconocen esas emociones en distintos momentos de su vida y después de experimentarlos, se cuestionan si debió darle salida a ellas, si debió explotar y soltar todo lo contenido.
La respuesta no es fácil. Más cuando uno hace la siguiente visualización: imagina un perro con rabia... una imagen fuerte, descarnada, espuma saliendo de la boca, ojos inyectados, dientes afilados dispuestos a morder, a destrozar cualquier cosa que pase por delante.
La terapeuta Soledad Burmeister del Método Yuen se hace cargo de esa imagen y sostiene que efectivamente, la rabia es una emoción poca grata, pero que así es. Una emoción enceguecedora, potente, destructora y que con frecuencia es una respuesta a un estímulo, interno o externo.
“En la vida, tenemos más reacciones que emociones y la rabia, muchas veces es una respuesta que se relaciona con un estado de frustración”, añade.
Algo similar sostiene Vaidya Mauricio León, médico ayurveda del International Himalayan Ayurvedic Institute, India y director de la Clínica Ayurveda , quien afirma que la rabia es el deseo insatisfecho, el resultante de aquello que no podemos lograr.
“De la ira surge la ilusión, porque se espera lograrlo. De esa ilusión surge la confusión de la memoria y cuando eso pasa, inmediatamente se pierde la inteligencia, que es la capacidad de discernir y razonar y se cae en cuadros de ansiedad, angustia y depresión”, afirma.
Ahora, la pregunta es, ¿es posible que este volcán explosivo se pueda convertir en una fuente de energía constructiva? Para la terapeuta, el asunto va más allá de convertir una emoción negativa en una positiva, o pretender debilitar una emoción negativa.
La clave estaría en reconciliarnos con nuestra emoción y en este caso, de la rabia que se siente. “Hacer ese ejercicio sirve para fortalecernos y eliminar los efectos acumulados de experiencias pasadas. De esta forma, la rabia ya no es un factor que afecta a la persona y todo el potencial energético que tiene se puede volcar hacia otros temas más felices”, explica.
En ese sentido, habla que esta emoción puede impulsar el entusiasmo, la energía por cambiar, hacer cosas y desde esa perspectiva, iría moldeando para mejor el comportamiento en el trabajo, la pareja, el hogar y hasta los amigos. Por eso que resulta importante conocer su fuego y potencialidades y de ahí, recoger ese aspecto positivo que puede dejar.
“No es la ira la que resuelve los temas o mejora la sensación de las cosas, sino la energía contenida en la verdad de la respuesta. Esa es la causa del bienestar y la mejora”, subraya.
En la vereda contraria, el médico de ayurveda cree, definitivamente, que esta emoción no sirve. Comenta que es como apagar un fuego con bencina, porque se exaltaría una característica negativa y en desequilibrio que enferma sobre todo el hígado, que es donde se acumularía la rabia.
“La ira se manifiesta destruyendo la paz, es una razón ciega, una merma de la salud y el comportamiento en muchas formas, se ve como la impaciencia, la violencia, una hirviente irritación interna, celos, resentimiento, violencia y maldad”.
¿Fuerza motivadora?
Soledad Burmeister sostiene que en algunos momentos enojarse sirve para luchar con más fuerza, pero advierte que el peligro está en quedarse pegado y creer que la vida se vive con esfuerzo y pesadez.
Para que no ocurra, el paso siguiente es agradecer esa motivación para seguir adelante y traspasar los problemas. “Cansa y es muy poco gratificante el sentir que tienes que pasar todo el tiempo por encima de tus problemas o conflictos, para resolver algo, y a la vez, demuestra que tu rabia esconde que no estás siendo sincero contigo mismo ni solucionando tus temas. Te defiendes, frustras y no avanzas”, detalla.
Entonces, para que sea un impulso positivo, subraya, la conexión con el propio poder no debe hacerse desde la debilidad, la carencia ni la imposibilidad.
“Idealmente no deberíamos crearnos la ilusión de fortaleza sino experimentarla de manera estable a través del reconocimiento y fortalecimiento permanente de uno mismo y su entorno”, afirma.
En ese sentido, León anima a conocer la naturaleza de la emoción, hacerla consciente y dejarla ir. Para eso, propone completar el proceso trabajando el cuerpo físico, la alimentación y la mente.
¿Más optimista?
Hay quienes afirman que ser positivo y rabioso es una dupla que funciona porque permite avanzar. Pero ojo, advierte Soledad Burmeister, con el optimismo o la esperanza, ya que para que existan, necesariamente se sustentan en sus opuestos. Es decir, en la negatividad y desesperanza.
“Sin duda es mejor el optimismo, pero mejor aún es la neutralidad. El estado de neutralidad, que significa sin carga positiva ni negativa, nos permite acceder a toda la información disponible sobre cualquier cosa”, establece.
Esto, porque al disponer de toda la información y estar abiertos a conectar con ella, se podría tener todas las herramientas para tomar mejores decisiones.
“El permanecer serenos frente a las cosas de la vida promueve la sensación de estabilidad, que sin duda nos vuelve más felices”, asegura.
¿Mejores relaciones?
El dar a conocer nuestra opinión disconforme con enojo tal vez no sea la forma más grata de exponerla a otro parece ser un buen consejo. Aunque sólo será bueno cuando esta expresión se haga con una mente abierta y disponible para darle la bienvenida a los cambios.
“La debilidad de utilizar falsas herramientas en la vida como reprimir, mentir, desconocer, no admitir, olvidar, es una manera de echar a andar la olla a presión. Una emoción sobre otra, comienzan a acumularse hasta finalmente estallar hacia afuera o hacia adentro... Hacia adentro es enfermedad, hacia afuera es destrucción por efecto de acumulación”, indica la terapeuta.
Por eso, Burmeister enfatiza la necesidad de diferenciar la emoción de la reacción, porque comenta, que veces reaccionamos como dentro de un juego, se conocen los hilos y cómo mover las cosas para provocar una respuesta.
“La emoción es más compleja porque implica cosas físicas y no físicas, como la secreción de substancias en el cuerpo que provocan múltiples consecuencias. De ahí que sea más constructivo exponer emociones y sentimientos que reaccionar y explotar”.
Entonces para ir soltando la rabia, el enojo y la frustración e incorporar al cuerpo en este proceso que pretende revertir el fuego negativo de estas emociones, la medicina ayurveda entrega las siguientes recomendaciones:
• Coma más alimentos frescos, dulces, amargos, astringentes y jugosos.
• Coma menos alimentos ácidos ó agrios, picantes, salados y aceitosos.
• El aceite de coco o aceite de brahmi en la cabeza es recomendado para disminuir la ira.
• También son recomendables fragancias de flores como rosa y jazmín y lila. • Duerma al menos 8 hrs por noche.
• En verano descanse mínimo 30 min entre 12 y 14 hrs.
• Una ducha al medio día, especialmente en verano, será muy refrescante y calmante.
• Cultivar el perdón con mantras como Sham ó Shanti Om.
Algunos reconocen esas emociones en distintos momentos de su vida y después de experimentarlos, se cuestionan si debió darle salida a ellas, si debió explotar y soltar todo lo contenido.
La respuesta no es fácil. Más cuando uno hace la siguiente visualización: imagina un perro con rabia... una imagen fuerte, descarnada, espuma saliendo de la boca, ojos inyectados, dientes afilados dispuestos a morder, a destrozar cualquier cosa que pase por delante.
La terapeuta Soledad Burmeister del Método Yuen se hace cargo de esa imagen y sostiene que efectivamente, la rabia es una emoción poca grata, pero que así es. Una emoción enceguecedora, potente, destructora y que con frecuencia es una respuesta a un estímulo, interno o externo.
“En la vida, tenemos más reacciones que emociones y la rabia, muchas veces es una respuesta que se relaciona con un estado de frustración”, añade.
Algo similar sostiene Vaidya Mauricio León, médico ayurveda del International Himalayan Ayurvedic Institute, India y director de la Clínica Ayurveda , quien afirma que la rabia es el deseo insatisfecho, el resultante de aquello que no podemos lograr.
“De la ira surge la ilusión, porque se espera lograrlo. De esa ilusión surge la confusión de la memoria y cuando eso pasa, inmediatamente se pierde la inteligencia, que es la capacidad de discernir y razonar y se cae en cuadros de ansiedad, angustia y depresión”, afirma.
Ahora, la pregunta es, ¿es posible que este volcán explosivo se pueda convertir en una fuente de energía constructiva? Para la terapeuta, el asunto va más allá de convertir una emoción negativa en una positiva, o pretender debilitar una emoción negativa.
La clave estaría en reconciliarnos con nuestra emoción y en este caso, de la rabia que se siente. “Hacer ese ejercicio sirve para fortalecernos y eliminar los efectos acumulados de experiencias pasadas. De esta forma, la rabia ya no es un factor que afecta a la persona y todo el potencial energético que tiene se puede volcar hacia otros temas más felices”, explica.
En ese sentido, habla que esta emoción puede impulsar el entusiasmo, la energía por cambiar, hacer cosas y desde esa perspectiva, iría moldeando para mejor el comportamiento en el trabajo, la pareja, el hogar y hasta los amigos. Por eso que resulta importante conocer su fuego y potencialidades y de ahí, recoger ese aspecto positivo que puede dejar.
“No es la ira la que resuelve los temas o mejora la sensación de las cosas, sino la energía contenida en la verdad de la respuesta. Esa es la causa del bienestar y la mejora”, subraya.
En la vereda contraria, el médico de ayurveda cree, definitivamente, que esta emoción no sirve. Comenta que es como apagar un fuego con bencina, porque se exaltaría una característica negativa y en desequilibrio que enferma sobre todo el hígado, que es donde se acumularía la rabia.
“La ira se manifiesta destruyendo la paz, es una razón ciega, una merma de la salud y el comportamiento en muchas formas, se ve como la impaciencia, la violencia, una hirviente irritación interna, celos, resentimiento, violencia y maldad”.
¿Fuerza motivadora?
Soledad Burmeister sostiene que en algunos momentos enojarse sirve para luchar con más fuerza, pero advierte que el peligro está en quedarse pegado y creer que la vida se vive con esfuerzo y pesadez.
Para que no ocurra, el paso siguiente es agradecer esa motivación para seguir adelante y traspasar los problemas. “Cansa y es muy poco gratificante el sentir que tienes que pasar todo el tiempo por encima de tus problemas o conflictos, para resolver algo, y a la vez, demuestra que tu rabia esconde que no estás siendo sincero contigo mismo ni solucionando tus temas. Te defiendes, frustras y no avanzas”, detalla.
Entonces, para que sea un impulso positivo, subraya, la conexión con el propio poder no debe hacerse desde la debilidad, la carencia ni la imposibilidad.
“Idealmente no deberíamos crearnos la ilusión de fortaleza sino experimentarla de manera estable a través del reconocimiento y fortalecimiento permanente de uno mismo y su entorno”, afirma.
En ese sentido, León anima a conocer la naturaleza de la emoción, hacerla consciente y dejarla ir. Para eso, propone completar el proceso trabajando el cuerpo físico, la alimentación y la mente.
¿Más optimista?
Hay quienes afirman que ser positivo y rabioso es una dupla que funciona porque permite avanzar. Pero ojo, advierte Soledad Burmeister, con el optimismo o la esperanza, ya que para que existan, necesariamente se sustentan en sus opuestos. Es decir, en la negatividad y desesperanza.
“Sin duda es mejor el optimismo, pero mejor aún es la neutralidad. El estado de neutralidad, que significa sin carga positiva ni negativa, nos permite acceder a toda la información disponible sobre cualquier cosa”, establece.
Esto, porque al disponer de toda la información y estar abiertos a conectar con ella, se podría tener todas las herramientas para tomar mejores decisiones.
“El permanecer serenos frente a las cosas de la vida promueve la sensación de estabilidad, que sin duda nos vuelve más felices”, asegura.
¿Mejores relaciones?
El dar a conocer nuestra opinión disconforme con enojo tal vez no sea la forma más grata de exponerla a otro parece ser un buen consejo. Aunque sólo será bueno cuando esta expresión se haga con una mente abierta y disponible para darle la bienvenida a los cambios.
“La debilidad de utilizar falsas herramientas en la vida como reprimir, mentir, desconocer, no admitir, olvidar, es una manera de echar a andar la olla a presión. Una emoción sobre otra, comienzan a acumularse hasta finalmente estallar hacia afuera o hacia adentro... Hacia adentro es enfermedad, hacia afuera es destrucción por efecto de acumulación”, indica la terapeuta.
Por eso, Burmeister enfatiza la necesidad de diferenciar la emoción de la reacción, porque comenta, que veces reaccionamos como dentro de un juego, se conocen los hilos y cómo mover las cosas para provocar una respuesta.
“La emoción es más compleja porque implica cosas físicas y no físicas, como la secreción de substancias en el cuerpo que provocan múltiples consecuencias. De ahí que sea más constructivo exponer emociones y sentimientos que reaccionar y explotar”.
Entonces para ir soltando la rabia, el enojo y la frustración e incorporar al cuerpo en este proceso que pretende revertir el fuego negativo de estas emociones, la medicina ayurveda entrega las siguientes recomendaciones:
• Coma más alimentos frescos, dulces, amargos, astringentes y jugosos.
• Coma menos alimentos ácidos ó agrios, picantes, salados y aceitosos.
• El aceite de coco o aceite de brahmi en la cabeza es recomendado para disminuir la ira.
• También son recomendables fragancias de flores como rosa y jazmín y lila. • Duerma al menos 8 hrs por noche.
• En verano descanse mínimo 30 min entre 12 y 14 hrs.
• Una ducha al medio día, especialmente en verano, será muy refrescante y calmante.
• Cultivar el perdón con mantras como Sham ó Shanti Om.
Fuente:EMOL.Com
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